Lun, 27 de Febrero de 2012
El calendario en la historia
bisiesto, gregoriano, juliano, lunar, occidente, solar, tipos de calendario
En nuestra sociedad occidental nos guiamos actualmente por el calendario gregoriano, pero no siempre fue así. Vamos a describir brevemente como llegamos a nuestro modelo actual.
El calendario gregoriano (Gregorio XIII Papa) se originó al intentar regularizar el calendario litúrgico, eliminando el desfase que se había acumulado. Fue un ajuste del año civil al paso del Sol en el equinoccio de primavera, cuya primera luna llena posterior marca la fecha del Domingo de Pascua. Vemos por tanto que aunque nuestro calendario es solar su ajuste se produjo por motivos religiosos y con influencia del calendario lunar.
Hasta este momento (1.582) se había utilizado en Europa el calendario juliano desde el año 46 antes de Cristo, llamado así en honor a Julio César que ordenó la reforma del previamente en vigor calendario romano unificado. Anteriormente, los diversos pueblos que dieron origen a Roma se regían por calendarios diferentes entre ellos.
Nos podemos remontar al más antiguo calendario solar conocido, que aparece en el Antiguo Egipto unos 3.000 años a.C. al descubrir que las crecidas del Nilo que determinaban las actividades agrícolas se repetían en ciclos de 365 días. Aunque utilizaban también calendarios lunares con fines ceremoniales, se dieron cuenta que para las actividades civiles, principalmente agrícolas, resultaba más conveniente el calendario solar, que fue dividido en las estaciones de inundación, siembra y recolección, cada una de las cuales tenía cuatro meses de 30 días, más los 5 días epagómenos.
En el año 238 a.C. los sacerdotes astrónomos llegaron a la conclusión que cada 4 años debían añadir un día más, dado que el año duraba aproximadamente 365 días y 6 horas, pero esta reforma no llegó a oficializarse, y siguieron acumulando desfases.
El calendario romano unificado era de 304 días y los pontífices reajustaban el sistema a final del año, pero se producían continuos desfases, que requerían los consiguientes ajustes. Fue Julio Cesar en el año 46 a.C. el que encargó a Sosígenes de Alejandría, un nuevo calendario que incluyera la fallida reforma egipcia del año 238 a.C., y que corrigiera todos los desfases anteriores. Se decidió que cada cuatro años se añadiéra un día, a los 365 días del año común egipcio, estableciéndose los llamados años bisiestos.
El ajuste aún no era perfecto, dado que la duración astronómica de un año es de 365,2421 días frente a los 365,25 del calendario juliano, aproximadamente 11 minutos. Este desfase lo corrige finalmente el calendario gregoriano, exceptuando los múltiplos de 100 de ser años bisiestos, pero sí lo son los múltiplos de 400. Por lo cual, el año 2.000 sí fue bisiesto, pero el 2.100 no lo será. Con esta regla sólo se acumula un desfase de un día cada 3.300 años.
El calendario juliano fue modificado por Constantino el Grande en el año 325 d.C. incorporando la semana de siete días (propia del calendario lunar), que actualmente nos sirve para regular el trabajo, y ya entonces determinó que el domingo fuera el día del Señor (y de descanso). Y como ya se había determinado en el siglo II d.C. que el inicio del año fuera el 1 de enero, desde la instauración de esta semana de siete días el calendario es igual al actual. Y para que todos recordemos este desarrollo romano, citar que los nombres de los meses de Julio y de Agosto tienen su raíz en el cónsul y dictador Julio César, y en el primer emperador César Augusto.
Como hemos visto, aunque el calendario es solar, los meses y las semanas tienen un origen lunar, así como la fijación cada año del calendario litúrgico. Ha sido muy común en gran cantidad de culturas que la luna marcara el calendario sacerdotal, ya que es más fácil de observar y sus ciclos son más rápidos y están relacionados con otros fenómenos de la naturaleza. Y el Sol, determina las actividades agrícolas y ganaderas en función de las estaciones. Como ejemplo de distintos calendarios, tenemos el calendario gregoriano que es solar, el calendario musulmán que es lunar, y el calendario hebreo que se basa en ambos ciclos, lunar y solar, por lo que se puede llamar lunisolar.
Y como el romano Horacio escribió “carpe diem” (aprovecha el día), porque día que pasa, día que no vuelve, sea el calendario lunar, solar o de cualquier otro origen.